Por Jesús Lizano
El resaltado es nuestro. VaS.-
Presentar el anarquismo lo veo cada vez más fácil.
Se concreta, empieza a
concretarse, en 1850 con el primer “Manifiesto” de Bellegarrigue que es
una condena inexorable y definitiva del poder y de la política. Es
decir, de la lucha por el poder. Es decir, de la actual y secular
estructura de lo humano, la de dominantes y dominados. Y es el
anarquismo el que presenta la nueva estructura, la asamblearia y
autogestionaria, que supera precisamente el que estemos sometidos a la
locura del dominio, a la locura que las ideas estén por encima de las
vidas, ideas que nos confunden insensibilizan y desnaturalizan, sometidos
a los falsos comunismos, el religioso y el político, que impiden
alcanzar el auténtico comunismo, el que llamo comunismo poético, que
consiste en vernos todos lo que realmente somos: todos: compañeros.
Y lo
somos porque formamos una misma especie, porque tenemos un mismo
denominador común, una misma esencia, el ser mamíferos, con los mismos
problemas esenciales por más numeradores distintos y enfrentados que
vayamos originando, por más divisiones y fragmentaciones que impiden ser
conscientes de lo que somos, continuamente dividiéndonos en un sin fin
de reinos, mafias, sectas, de “partidos”… alejándonos de la búsqueda de
lo natural. Una de las frases más definitivas del anarquismo es “mi
patria es el mundo, mi familia la humanidad”… y eso pretende el
anarquismo, acercarse a esa nueva estructura, tratando de ser
conquistados por lo natural que es inocente.
Y es que la especie humana
es inocente como todo lo natural. Ha ido enloqueciendo y perdiendo esa
inocencia debido a la descoordinación, a la potencia planificadora y
ejecutiva claves de la lucha por el poder no coordinadas con lo
creativo, sensible y conciente que determina a nuestra especie. Y esa
coordinación no es posible sin alcanzar un grado considerable de
libertad en nuestro pensar y sentir sometidos a una continua aparición
de ideas que nos determinan en este mundo que yo llamo real político,
una vez abandonamos el mundo real salvaje en donde siguen el resto de
las especies, impidiendo que avancemos hacia ese mundo real poético que
significaría el trasformar la búsqueda del poder por la búsqueda de una
plenitud que sólo puede encontrarse identificándonos con lo natural. Y
en ese sentido hablo en mis escritos de la conquista de la inocencia de
que es necesario que lo natural nos conquiste para que esa inocencia nos
permita la libertad de pensar y sentir sin que otros sientan y piensen
por nosotros y ver que somos realmente compañeros todos los seres humano
y que hemos de ayudarnos y comprendernos y coordinarnos. Este es el
comunismo poético lo contrario de los otros comunismos, el religioso y
el político, que nos dividen en “buenos” y “malos”, en “amigos” y
“enemigos”. Lo natural, lo social y lo individual está descoordinado en
cada uno de nosotros viéndonos casi siempre como fragmentos de lo social
cuando, en todo caso somos fragmentos de lo natural. Para muchos la
actual estructura, dominantes-dominados, es inevitable.
Por eso en mi
ultimo libro, en preparación, “Visión de la Acracia” uno de los
subtítulos es “Fé en lo humano”. Eso es lo que aporta el anarquismo,
coordinado con lo poético y no con lo político: creer en que esta
especie puede cambiar de estructura, puede mejorar notablemente, hacer
de la plenitud su ideal y no del dominio. Es cierto que tenemos la
posibilidad de autodestruirnos como especie, pero también la de comenzar
un día la nueva estructura, que hasta la aparición del anarquismo nadie
había reparado en ella. Ese paso adelante, dada la complejidad y la
descoordinación de nuestra especie está estancado y hará falta mucho
tiempo, en todos caso, para comenzar el camino hacia la Acracia que
supere esta Pancracia en la que estamos sumergidos, en este pozo
político. Pero yo tengo fe en lo humano, creo posible que un día
comiencen a organizarse asambleas humanas coordinadas, comunidades
humanas, no religiosas, no políticas, y que los compañeros humanos
vayamos adquiriendo libertad en nuestro pensar y sentir a medida que
volvamos los ojos a lo natural y nos conquiste su inocencia.
Lo poético
se tiene casi siempre como un simple adorno precisamante por no sentir
la influencia de lo natural ya que lo poético es fundamentalmente,
inocencia. Lo poético es el verdadero humanismo el verdadero camino para
unirnos y sentirnos compañeros. Por otra parte, era inevitable que lo
libertario, en sus comienzos, estuviera confundido en la lucha por el
poder, en el comunismo político sin percibir claramente que es también
un humanismo y que la especie, en general siga todavía sin resolver el
comunismo religioso que en lugar de tener fe en lo humano, en lo
natural, nos lleva a una fe en lo “sobrenatural” que consiste en
definitiva en creer en un poder supremo (con sus “representantes”…)
impidiéndonos ser además de compañeros, únicos, puesto que esa libertad
de pensar y sentir fundamenta lo individual.
La cuestión está en
coordinar lo individual, lo social y lo natural. Y es que necesitamos
organizarnos pero no que unos pocos nos organicen, nos mentalicen, y,
como tanta veces ocurre, nos sacrifiquen. Eso si, hay que desmitificar
las liturgias, los montajes, los símbolos, los códigos, los reinos, los
uniformes es decir desmitificar el poder y así llegar a tener fe en lo
humano, en una especie llamada a una plenitud que aún está lejos de
vislumbrar, sin olvidar que el vivir está rodeado de luces y sombras,
que es preciso tener en cuenta los distintos grados en todos los órdenes
por lo que es fundamental la comprensión para hacer posible la ayuda
mutua. Creo sinceramente en la inocencia de la mayoría de los seres
humanos no mentalizado y coordinados en un grado o en otro con lo
natural, una especie realmente heroica entre sus luces y sus sombras.
Creo en la coordinación de lo poético y lo libertario. Pero ¿cuándo
empezarán a organizarse esas asambleas libertarias? ¿cuándo será posible
que vayamos alcanzando esa libertad de pensar y sentir, esa inocencia
natural, superando la locura de tantas ideas destructivas que siguen
determinando nuestras vidas? ¿Avanzarán los compañeros que nos sucedan
en ese camino? ¿Es la Acracia nuestro verdadero destino? (Porque lo que
es la Pancracia… y “el cielo”… ) ¿Veis como es fácil presentar el
anarquismo?
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